Ha pasado casi un año de aquel 17 de noviembre de 2020, cuando el valle de Alico se oscureció con la partida tan rápida de Víctor Pincheira Gallegos, que enfrió nuestras almas, pero nos enseñó el valor de la vida.
Hablar de Víctor Pincheira Scout, es hablar de una de las
páginas notables del Movimiento Scout de los ochenta, noventa y por cierto de los
dos mil en San Carlos.
Grandes virtudes le acompañaron en la vida, como lo es,
por ejemplo, el cultivo de una hermosa familia y su dilatada trayectoria como
docente formador de generaciones de este valle de Itihue.
Si tuviéramos que buscar los grandes aportes al
movimiento scout que hizo nuestro querido hermano Jefe Pincheira, podemos
definirlo en una sola cosa: “generador de espacios para la formación de los
niños”
Las páginas de la historia deben escribirse de manera muy
clara, donde el Jefe Pincheira dio sustento a los tres grandes grupos que
dieron vida al Movimiento Scout en San Carlos y que, sin pausa, pero sin prisa,
desde 1982 ya han transcurrido casi cuarenta años de mantener una llama
encendida que esperamos nunca se apague, siendo actor clave para que ello
ocurriese. Se trata de los queridos grupos Ignacio
Carrera Pinto, Mafeking y Ñuke Mapu. Fue uno después del otro y cada uno
contó con la mano firme, fraternal y visionaria para que ocurriese lo mejor.
-No cabe duda que el que estemos acá
hoy, tiene que ver con esa mirada de joven profesor, que a inicios de los años
80 funda junto a otro grupo de personas el recordado GRUPO SCOUT IGNACIO CARRERA PINTO del Liceo Politécnico.
-No cabe duda que el que estemos acá hoy,
tiene que ver con ese profesor triste por la miserable injusticia de la
exoneración docente, pero que nunca pudo oscurecer su espíritu, para que junto
a jóvenes líderes dieran vida al GRUPO
SCOUT MAFEKING, en la Escuela Sofanor Parra.
-No cabe duda que el que estemos acá
hoy, tiene que ver con un ya maduro profesor, que agradecido de la vida, nos
regaló la oportunidad de nacer con otro referente como lo es el GRUPO SCOUT ÑUKE MAPU, hoy en el
Colegio Concepción de San Carlos.
En estos tres momentos no podemos dejar de expresar ¡¡¡qué
gran lección de virtud nos legó el Querido Hermano Jefe Victor¡¡¡, primero, porque siguió un
ideal para colaborar en moldear mejores niños y niñas como lo hace un artesano
con mazo y cincel, segundo, porque se sobrepuso al odio y la mentira con el
amor fraternal de seguir creyendo que un mundo mejor aún era posible y tercero,
porque en la plenitud de la vida, aún quedaba tiempo para agradecer y entregar
la sabiduría que dan los años.
Aquí se encuentra la síntesis del legado y el macizo
aporte que Víctor hizo al Movimiento Scout. Con defectos y virtudes, con
diferencias y a veces desencuentros, pero siempre fue mucho más aporte que
resta.
¡¡¡Persistid en
ser Scout¡¡¡ es una frase que muchos le escuchamos a Víctor y que debíamos
responder, como, por ejemplo, en aquellas tardes lluviosas de inviernos más
duros en campamento, donde forjábamos el temple, y que permite decir hoy día
que “SI”, aun persistimos en ser scouts. Que más legado que aquel, el de las
virtudes, el de optar por la ruta virtuosa de la vida, alejadas de egos,
ambientes mezquinos y materiales, cuando precisamente lo que pregonaba Víctor
era de espacios de cooperación, fraternidad, caridad, tolerancia, tan urgentes
de cultivar hoy.
Merecido homenaje a la tarea emprendida, que cierra una
página dulce de la ruta con su saco Andino, el morral y los bototos para
caminar. Pero el camino no concluye, sigue y seguirá. Recuerdo, Recuerdo, Recuerdo.
Celebremos hoy y siempre a Víctor Pincheira, pero ¿¿¿de qué forma??? Queriéndolo, agradeciéndole y recordando siempre este legado virtuoso.
Que su memoria,
como la de tantos otros, se encuentre viva al amanecer del campamento cuando el
sol ya sale del querido oriente y el rocío nos abrace como estímulo para un
activo día.
Que su memoria se encuentre viva en el bullicio de las
niñas y niños en campamento y en las jornadas scout en la ciudad, ya que allí
se está sembrando la buena voluntad de una vida en comunidad, esa que irradiaba
Víctor.
Que su memoria se encuentre viva en campamento en la
montaña, al caer la tarde y las sombras se agrandan, cuando los espíritus
entran en la quietud del deber cumplido y se apresta al descanso.
Que su memoria se encuentre viva en el crepitar de las
llamas de la fogata fraternal, esa de las canciones y los brazos entrelazados y
de la necesaria reflexión de la vida que tanto se valora con los años.
Aun cuando pasen los años y no estemos los mismos en este
espacio, persistirá más que las formas el fondo de lo que acá se comparte, la
idea, el legado, los afectos.
Querido Jefe Víctor, el de la boina con la espiga de
trigo, te celebramos y te seguimos queriendo en estos valles verdes de Alico y
en los Verdes Valles de Itihue.
Sigue recorriendo esos lugares que no
conocemos y a nombre de todas las Haditas, Guías y Rangers, Lobatos, Scouts y Rovers,
de los nuevos y viejos jefes, vaya un apretón de mano izquierda, un abrazo
fraternal y deseos de una Buena caza.
ZORRO GRIS
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